lunes, 10 de diciembre de 2012

Diciembre 10, mes 12



            
Porque si con la pasión
algo contra mi amor digo,
es mi mayor enemigo
quien me concede la razón.

Juana de Asbaje

Dice Sabina que “amor se llama el juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño”. Tengo amor y estoy ciego, pero ¿le hago daño? Quién podría responder sino ella o un observador externo. En los últimos días, hace dos semanas, su implacable actitud para hacerme entrar “en razón”, me dejó herido. Sin embargo, ella misma fue quien me hizo sentir bien, un sábado al medio día y, por la noche, la caída fue tan violenta. Entiendo que esconda la extraña relación que tenemos, que esconda los sentimientos que tengo para ella, pero ¿esconder aquellos momentos en que la traté como la persona digna que es? Negar que no hemos dejado de comunicarnos, omitir que nunca me he aprovechado de aquellos momentos en los que no sabe qué hacer, de sus momentos de debilidad. Entiendo que me haga un sitio, que cerque mis sentimientos, lo que no entiendo es el trato de enemigo, como el enemigo de él, de sus familias. Lo he permitido, y quizás, como también dice Sabina “me basta con ser tu enemigo”. Es mi culpa por quererla de ese modo inexplicable. Ella, la mujer que amo y pienso todos los días, a veces tiene una mirada de páramo, como desolada, y es tan linda y dulce cuando destella un poco su sonrisa y emerge, inevitable, como un amanecer del principio de los tiempos. Será navidad, el tiempo más lindo para mí, aunque el frío me recuerda la agonía de mis abuelos, la calidad de la temporada me gusta mucho. Desde hace unos años tengo la costumbre de regalar algunos cuantos juguetes para niños en situación de desventaja, es el momento de una gloria anónima de saber que un niños tendrá un instrumento de imaginación.

PD. Todas estas noches me he ido a la cama escuchando “Ojalá” de Silvio y “Se equivocó la paloma” interpretada por Serrat.

PD. Dulce amiga, dulce amor, te quiero ver diamante.

Quino

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