Sucede que buscaba un par de cuentos que había escrito en el bachiller: entre un mar de archivos volví a re-encontrarme con aquellas cartas que le dedicaba a una persona que vivía a lado de la preparatoria donde estudié. En uno de tantos arrebatos textuales, escribí agradecido por las veces que ella podía tolerarme. No la feché, pero creo que lo escribí en la navidad del 2003.
Recuerdo que me pedía que dejara de amarla tanto como lo hacía. Las misma idea que hoy tienen para mí. ¿Por qué será que siempre termino sintiéndome culpable de amar de la manera que lo hago?
Ya una vez coloqué en blog algunas cartas entre nosotros, pero no recuerdo como fue que la nombré. En esta ocasión, sustituí su nombre por su inicial, a fin de guardar la privacidad. A continuación el texto íntegro:
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Hola, F, ¿Cómo has estado?, espero que te encuentres bien. También espero que el frío invernal no mitigue tu cálida morada. Espero que no sientas la soledad en tu vida, y no se por que escribo esto, siento la necesidad irrevocable de hacerlo, y aún espero, que no te sientas mal por lo que a veces escribo, que mis letras en su ruidosa e inesperada entrada no despierten tu frágil sueño.
Algunas veces excedo en decir, o escribir lo que pienso (como en este caso) pero mi conciencia aguarda mucho tiempo, y se acumula como el magma se acumula dentro de un volcán, y truena, es por eso que escribo.
Escribo, no tratando de herir, escribo tratando de enmendar, por que no soy lo que escribo, unas veces valiente, otras más débilmente y algunas otras sonriente.
Te escribo no para hacer daño, solo para hablar de lo dañado, y reparar el daño (aunque algunas veces lo vuelva a dañar). No te escribo sin pensar lo que escribo, te escribo solo cuando es necesario (o ¿Será Cuándo lo necesito?), ¡tú dime!. Si alguna ves te dañé más (y se que a sido varias veces) te ruego que me perdones, si es que puedes perdonarme.
No te escribo para mi beneficio, te escribo en nombre de la amistad. Ahora te agradezco todo lo que no te he agradecido: primeramente GRACIAS por ser mi AMIGA, gracias por escucharme (o leerme), gracias por tu tiempo dedicado a mi, gracias por; una, dos, tres, tarjetas, una hecha por tu arte, otra por navidad, otra por una navidad, que para mi fue oscura y eso, tu carta y los pingüinos que juntos alzaban un esplendoroso árbol navideño, fue lo único que me iluminaba, gracias por el sweater del intercambio pasado, gracias por agradecerme, y gracias por invitarme a tus cumpleaños, y gracias por venir al mío, y finalmente gracias por ser tu. GRACIAS a Dios que me permitió conocerte.
Te extraña y te quiere;
Quino
PD. Mi forma particular de dañar a una persona es amándola.
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Quino
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