domingo, 10 de julio de 2011

Amanecer

Las flores se mecían en una caricia del viento y se notaban como las olas de oscuridad las azotaban, dejando el rocío del amanecer que se asomaba. Se inunda de luz la oscuridad con tumbos de amanecer. La maleza, las plantas, las hojas de los árboles -como recordando su color- se avivan en su pigmento mientras, somnolientas, se enderezan tras las caricias de las olas negras de oscuridad que abandona los campos.
La oscuridad comienza su retirada, ella se aferra de la sombras. No logra desprenderse de ellas pero se encoge y se cultiva en el suelo. Se revela un paisaje de pulcra serenidad. Un río asoma su movimiento, fluye hacia donde no sabe, pero fluye acompañando los pececillos y vacilante refleja el paisaje en su espejo de plata. El primer Sol se impone regando sus rayos que penetran la profundidad de un bosque denso, donde avivan los sonidos de los petirrojos, donde cruje la hojarasca tras los pasos de las creaturas. Una pequeña gota se desliza hasta la punta de la hoja de un roble y la gota cae con el suave viento que la envuelve. Alimenta la tierra negra de un entramado de raíces que soportan monumentos de seres vivos.
Pero la oscuridad emerger cuando el ocaso inclina sus rayos de luz como bracitos levantando una negra cortina. Pero hoy, la oscuridad se torna azulada por una Luna señorial que viste de brillo encomendada por el Sol. La engreída oscuridad se esconde entre las sombras nocturnas a sabiendas que debe su existencia por la ausencia del amanecer.  

Patrick Kennedy (USA, 2009): Amanecer de otoño en un bosque de roble en el noroeste de Indiana 
Quino

Derechos Reservados © 2011; Ley Federal del Derecho de Autor: véanse en especial artículos 3°, 4°, 5°, 11, 12, 13 y 17 de la misma ley. Estados Unidos Mexicanos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario