jueves, 21 de abril de 2011

Carta -abierta- a mi amiga


Estimada amiga. Gracias por tu correo anterior, pero me llama la atención el día que tuviste ayer al que describes como de “sufrimiento puro”. Espero que tu mamá se encuentre bien. No imagino lo que sentiste ayer, porque, sé muy bien lo que se siente estar en dicha incertidumbre.
Con respecto a lo que mencionas en el correo: No es que condicione mi bienestar a otra persona, pero tengo esa extraña sensación de compartir mi felicidad con otra persona. Comparto mi felicidad en muchas ocasiones, como aquel sábado contigo en la biblioteca que me la pasé de maravilla. Pero hay cierto aspecto de mi vida sentimental que me gustaría compartir con aquella mujer que siento más que una hermosa amistad.
Sí, en ocaciones me siento mal, pero eso no me limita, no me detiene. Me lamentaré todo el día, pero eso no implica que mi vida se detenga. Creo que he sabido diferenciar el resto de mi vida con aquella otra vida producto de “un corazón enamorado”. Soy feliz con mi vida, aunque no lo sea con esa otra parte. Había llevado esta situación solo, hasta que te lo dije a ti y a otro amigo, gracias a ustedes dos, me hicieron entrar en razón. El amor es un sentimiento muy bonito por sí mismo. Alguna vez se lo dije a la persona que le guardo amor -y espero lo recuerde-, me encanta estar enamorado de ella por que surge lo más bonito de mí. Peor sería no sentir nada o que dicho sentimiento me produjera solo sufrimiento. Las pláticas con ella siempre me hacen sentir bien, tiene un modo bello y pulcro de decir las cosas que su discurso es de ángeles.
Y no. No pareces regañona. Gracias por hacerme entrar en cordura. Espero que pronto encontremos correspondencia a esos bellos sentimientos, ojalá cambies ese párrafo, el cual creo te equivocas donde dices: “volverme inmune a cualquier sentimiento producido por un corazón enamorado”, y sí lo cambiaras por el de: “volverme inmune a cualquier sufrimiento producido por un corazón enamorado”.
Que tengas un excelente día y no dudes de que cuentes conmigo para cualquier cosa. Saludos. Te veré pronto para darte tu separador.     :D

miércoles, 20 de abril de 2011

Yo quiero ser feliz siempre contigo

Un día estaba sentado en un cumpleaños de mi tía. Mi tío me preguntó
-¿Fer, por qué no sonríes?,
E inmediatamente después me dijo
-Sal a jugar, disfruta ahora que eres niño.
¿Por qué ahora insisto en vincular mi felicidad con la de otra persona?
Quisiera ser feliz siempre con ella, y que ella sea feliz conmigo. Pero, todo indica que no será así. Ella está enamorada.

domingo, 17 de abril de 2011

La escena de mi realidad en la ficción

Este pequeño clip resumen gran parte de lo que siento. Tal vez debería seguir preparando mi pastel para hornearlo pronto, sin importar que haga falta la levadura en mi vida.



En algún momento, por algún motivo, podré reemplazar este segmento por uno que no refleje mi tristeza. Esa es mi esperanza.

martes, 12 de abril de 2011

Aquí te amo

Poema XVIII

En los oscuros pinos se desenreda el viento.
Fosforece la luna sobre las aguas errantes.
Andan días iguales persiguiéndose.

Se desciñe la niebla en danzantes figuras.
Una gaviota de plata se descuelga del ocaso.
A veces una vela. Altas, altas, estrellas.

O la cruz negra de un barco.
Solo.
A veces amanezco, y hasta mi alma está húmeda.
Suena, resuena el mar lejano.
Este es un puerto.
Aquí te amo.

Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte.
Te estoy amando aun entra estas frías cosas.
A veces van mis besos en esos barcos graves,
que corren por el mar hacia donde no llegan.

Ya me veo olvidado como estas viejas anclas.
Son más tristes los muelles cuando atraca la tarde.
Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta.
Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante.

Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos.
Pero la noche llena y comienza a cantarme.
La luna hace girar su rodaje de sueño.

Me miran con tus ojos las estrellas más grandes.
Y como yo te amo, los pinos en el viento,
Quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre.

Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto,
mejor conocido como Pablo Neruda (1904-1973)

Pinos de Hasegawa Tohaku (1539-1610)


lunes, 11 de abril de 2011

Ya no te amo

Ya no amo tu tristeza. Ya no amo tu sufrimiento. Ya no amo tus enojos. Ya no amo tu indiferencia. Ya sólo no amo no amarte lo suficiente.
Ojalá así fuera.

domingo, 10 de abril de 2011

No siempre es sobre el amor

Me acordé cuando trabajaba para un órgano constitucional autónomo. Mi jefe inmediato superior, ahora uno de mis mejores amigos, me abordó en un tono inquisitivo: -ya sé por quién vas a votar. Nunca te niegas para ayudar a cualquiera de tus compañeros, siempre andas proponiendo estrategias de juegos cooperativos...
En tanto enlistaba las cualidades que según él me describía, yo estaba entre sorprendido y asustado diciéndome; -ya me van a correr, descubrieron que no son imparcial y que no soy objetivo (sí por subjetivo entiendo a alguien que actúa en consecuencia de sus valores). Imparcialidad y objetividad; dos valores que debíamos cuidar por mandato constitucional. Claro que yo estaba equiparando el plano personal con el institucional al relacionar mis creencias con la definición de mi voto en la elección de 2006.
Por supuesto, no me despidieron por profesar valores cooperativos propios de una socialdemocracia. Todo lo contrario. Mi jefe inmediato también había definido su voto en el mismo sentido. Desde entonces somos amigos y de él siempre ando aprendiendo muchas cosas: aprendí desde hermenéutica jurídica hasta los pasos para construir una defensa penal y un juicio mercantil. Yo siempre aprendo de las personas; por eso valoro mucho la amistad.

viernes, 8 de abril de 2011

Mi felicidad

Recordé la lectura de uno de los máximos exponentes de la libertad: Isaiah Berlin (Letonia, 1909-1997). Tiene un libro que edita Alianza Universidad que se título Cuatro ensayos sobre la libertad. El autor, es para mí uno de los que despejó mi mente la cual reducía todo a la dicotomía “socialismo o barbarie”. Pronto entendí, que un proyecto social debía estar sustentado en la libertad personal, dado que ella representa un pilar de estabilidad, pero más importante aún, es una condición indispensable para elevar al sujeto como digno ser humano. En los socialismos realmente existentes, el proyecto adquirió una personalidad propia que enaltecía al Estado pero subordinaba a los individuos a meros instrumentos de confrontación y legitimación de ese gran levitan. Nada que ver con la promesa de eliminar la explotación del hombre por el hombre.
Pero eso es un debate extra. Lo que me interesa resaltar de este autor es que la libertad no debe condicionarse, salvo los límites previstos para garantizar la libertad de las otras personas. Pues la libertad absoluta siempre conlleva a la dominación del menos libre. Para Berlin, la libertad sí se sustentaba en la miseria de otras personas no era libertad, todo lo contario, era la expresión de una brutal tiranía y en consecuencia el sistema que lo promovía era injusto. Tampoco podía existir, en las reflexiones de Berlin, un sistema cuya incapacidad de garantizar la libertad a todos viera como solución reducir la libertad de otros para igualar la condición de miseria. Pues esto era una solución moral que lo único que provoca es la pérdida absoluta de libertad sin lograr aumentar la liberta del resto en condición de miseria.
Esto lo traigo a colación pues algunas veces me han dicho que soy una persona que reduce su felicidad para sanar la de otros, haciendo una trasferencia, sacrificando mi felicidad por la de otros. Lo que ocurre es que, para aminorar mi sentimiento de culpa, sacrifico cierta o incluso toda mi felicidad, y tal acción sería igual que en la libertad para Berlin, una pérdida absoluta de felicidad. Así sucede.
Sin embargo, yo no lo creo así, al menos en el caso particular. Cuando cedo, aparentemente mí felicidad, si se desprende una felicidad en quién me interesa. Y al ver dicho florecimiento, en mí se crea una felicidad, que logra aminorar lo que muy por dentro siento. Es común que me suceda. Recuerdo en la secundaria, había un compañero que siempre ofendía a todos. A mí siempre me ofendía. En cierto momento el compañero abusivo estaba por reprobar física, lo vi tan desesperado que le ofrecí mi ayuda la cual aceptó sin más reparos. A pesar de que no lo considerada mi amigo, cuando aprobó la materia y se veía tan feliz yo sentí una extrema felicidad.
Los casos más extremos y sensibles es cuando tengo que decir, o si no lo digo, al menos aceptar en el plano personal que tal persona será feliz sin mí. Esa es la paradoja que siempre me sucede. Pero la acepto, porque eso me hace feliz. No la mera acción de retirar o al menos ocultar mi propuesta de amor. Sino por la provocación que siento cuando la veo feliz. Me pasó, por ejemplo, cuando a pesar de no ser invitado fui a la misa de la boda de una amiga, de las pocas personas a las que les dije lo que sentía por ellas. Recuerdo su cara de sorpresa, esa linda sonrisa con la cual remataba siempre al pronunciar mi nombre en diminutivo. Le di un fuerte abrazo y le dije; “cuanto me gusta verte feliz”. Esa tarde me fui caminando hasta mi casa y rompí en llanto pero era de felicidad. Es un bonito recuerdo, si no lo fuera no lo pondría de ejemplo.
Sin esos episodios la inmensa tristeza estaría desatada en mí. Por eso me gusta verla feliz. Sí noto su felicidad: eso es lo que vale. Por eso me mantengo en la esperanza, siempre guardaré lo que siento por ella.

sábado, 2 de abril de 2011

Pase usted, mire sin compromiso


No es que sea impertinente. No es que sea dramático. No había adquirido tal confianza para hablar de “temas delicados”. A pesar de siempre escuchar a otras personas, a él no lo habían escuchado, o leído. Siempre está dispuesto a dar consejos. Le preguntan y dice: “…mira sí le dices esto seguro responde así…”, “…te garantizo emboscar su corazón de esta manera…”, “…sí, la regaste, debes hacer que alguien más hable por ti, mira, con este poema…”.

En todo momento anda formulando y afirmando estrategias para el amor. Se siente tan comprometido, con quien busca su consejo, que no puede comenzar sus afirmaciones diciendo “…a mí nunca me ha funcionado pero…”.

Ha pasado toda su vida en la estación que el paisaje y las necesidades de los otros lo convirtió en un guía. En un ciego que guía ciegos.

Marginalmente alguien le pregunta: “…y a ti, cómo te va…” y hasta hace muy poco respondía: “no me interesa buscar en este momento”. El orgullo y el compromiso no le dejaban abrirse. Podrá ser lo que sea. Sabe física, química, álgebra, filosofía política. Puede arreglar computadoras, televisores, radios, sabe instalar conexiones eléctricas, baños, equipo de audio, video, computación. De alguna manera sabe defensa personal y dar primeros auxilios. Le gusta la música clásica de todos los géneros. Le encanta ir -aunque sea imaginariamente-, al cine, a las obras de teatro, a los  musicales, a los conciertos, al zoológico, a caminar en el bosque, a viajar. Pero es un inepto en el amor. Sólo es un teórico.

Siempre se queda maravillado, a veces con cierta envidia, cuando una pareja se abraza, cuando se besan, cuando se toman de la mano, cuando se miran en silencio, cuando comen juntos, cuando se escriben tonterías. Se queda anonadado cuando algún enamorado espera a su amor en la plaza, en la calle, en una banca, en la escuela, en el jardín, en el pórtico de una casa.

Una vez, la curiosidad por entender los comportamientos de dos personas que se aman le llevo a preguntar, tan inocentemente que pareció un estúpido: “…oye, y de qué hablan los novios…”.

Sí le escuchas o te escribe exponiendo que es un tonto, un inexperto, un iluso, un incomprendido, un débil, que muy en el fondo contiene una inmensa tristeza, como cual núcleo de un planeta, y por eso suena dramático, no es porque esté acusando. Lo que sucede es que nunca había hablado de eso. Perdida su alma en la gran ilusión de sus sinfonías, teme todas las decepciones.

Cuando cruza miradas, palabras, tacto con algún extraño siempre dice en silencio: “gracias por mirarme, por hablarme, por tocarme”. Pero no agradece por escucharlo, pues no habla, y siempre quiere hablar. Agradece mucho que los amigos no necesiten declararse, si así lo fuera él nunca tendría amigos porque le cuesta mucho trabajo declarar lo que siente. Por eso valora mucho la amistad, por eso puede sacrificar todo por amor, excepto la amistad.

Aunque, para él siempre será wrong timing, a nombre suyo, agradezco por mirarle, hablarle, tocarle pero más le voy a agradecer sí lo lee y sí lo escucha y todavía aun más sí lo comprende. Porque él aprende mucho de usted y sus conversaciones son interesantes y amenas, por eso siempre quiere hablarle en todo momento. Él jamás hará algo que te hiera, siempre será respetuoso, siempre la escuchará y siempre ofrecerá su ayuda y sus consejos. Se esfuerza por ser objetivo.

Lo digo yo, que soy su mejor amigo.