domingo, 10 de junio de 2012

Junio 10, mes 18


Hoy, 10 de junio de 2012, contaré 18 meses para probar la hipótesis que establece que en dicho lapso el amor se extingue. Yo supe que estaba enamorado de la que siempre nombro como “Mi amiga” un 30 de diciembre de 2010. El 30 de mayo se cumplieron 18 meses y la sigo amando. Sin embargo, contaré 18 meses, a partir de este momento, para probar la hipótesis a fin de que el día 10 de noviembre de 2013 pueda buscarla y comunicarle, de viva voz, lo que siento por ella hasta ese momento.

Entre tanto, publicaré para ella un fragmento de un poema cada mes, lo que me gusta de ella, lo que recuerdo de ella, las personas que he conocido, algo trascendental que he hecho; algo extraño que haya hecho y cómo me siento respecto de ella; además de alguna otra cosa que se me ocurra. Así hasta el 10 de noviembre de 2013. 18 meses; 18 meses; 18 meses.

Poema para Mi amiga número 1.
                …
Noche arriba los dos con luna llena,
yo me puse a llorar y tú reías.
Tu desdén era un dios, las quejas mías
momentos y palomas en cadena.
Federico García Lorca

De “Mi amiga” me gusta mucho sus gestos, sobre todo los que hace con sus ojos; recuerdo mucho de ella, cuando la conocí por primera vez, antes de entrar a nuestra clase y dijo que la noche anterior se la había pasado mirando videos en Youtube; en diciembre conocía a la persona “A”, quien por alguna razón platiqué con ella y luego nos invitamos un café, cambió mi corazón a un ser más cristiano; le gané unas jugadas al Partido de la Revolución Institucional en mi trabajo; ayer me sentí muy mal cuando vi caer un señor que comenzó a convulsionarse en Plaza del Sol, corrí hacia él, cuando lo vi me recordó mucho a mi papá pues tenía la apariencia de un albañil por su vestimenta y la mochila con herramientas que llevaba, sólo puede llamar una ambulancia, inmediatamente después me llegó un mensaje a mi celular el cual aseguraba que había organizado una borrachera, el mensaje me lo mandó “Mi amiga”; me sentí triste por su sarcasmo que casi lloraba en medio de la multitud atenta al señor que convulsionaba a mis pies.

Quino

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