jueves, 16 de febrero de 2012

A veces no me hallo

Le dije a una amiga que a veces no me hallo y me respondió que para hallarse hay que buscarse. Trato de entender qué quiso decirme. El martes estaba en la biblioteca Iberoamericana, como casi siempre, con mi “compañera de tesis” (una de mis pocas amigas mujeres), aquel martes fue 14 de febrero y me invitó a comer a casa de sus padres, hicieron pozole, yo encantado.  Son una linda familia. Conozco gran parte de su familia y ellos me conocen a mí, pero en esta ocasión estaba sólo su prima y su abuelita.
Siendo esa fecha, había mucho relajo para demostrar el cariño que las parejas se tienen. Mi amiga tiene novio, pero no vive en esta ciudad, la hermana de mi amiga no tiene novio pero tiene un Amigo (con A mayúscula) y su prima, recientemente, se había separado del suyo. Durante la comida, las amigas de la mamá de mi amiga nos traían de “comidilla” al hermano de mi amiga y a mí, por el hecho de que ambos no tenemos novia. Al parecer, se le dificulta tener una novia como es mi caso. Realmente, ellas no sólo se divertían con nosotros, sino nos enseñaban de su experiencia.
Por otro lado, estaba la prima de mi amiga, cuyo sentimiento se reflejaba en su rostro. Ella es una mujer realmente muy bella y había decidido terminar con el que era su novio. Ella platicó muy poco de ese evento y las amigas de la mamá de mi amiga fueron bastante considerables con ella y sus comentarios no tenían la gracia con que a nosotros nos trataron. En sí, todos le tratábamos de dar ánimos, porque se le notaba a flor de piel lo que por dentro estaba pensando; en ese des-amor. Es como pude ver en su mirada mi sentimiento. Tratando de esconderlo, yo estoy igual que la prima de mi amiga. Sé lo feo que se siente estar con un corazón roto, pero un corazón cuyas fisuras fueron provocadas por uno mismo.
Al final, en la despedida, una de las amigas de la mamá se acercó y me dijo que no me sintiera mal, pero que nunca pierda las esperanzas de seguir buscando a una persona donde pueda cultivar un amor. Claro, sólo asenté con la cabeza, le dije que era un gusto conocerla y que tomaría en cuenta todos sus consejos. Luego de la comida, regresamos a la biblioteca, pero había un concierto al aire libre. Fuimos un rato, en eso nos vimos con la hermana de mi amiga quién iba con su Amigo (con A mayúscula).
Después del concierto, que lo único que vimos de ese evento fue una considerable cantidad de policías y un ruido tremendo, fuimos a un bar que está por la calle de Coronilla. Ya había entrado una vez a ese bar. En dicho lugar, las personas se encuentra en los bares, me refiero a que muchos conocidos de la hermana de mi amiga estaba ahí, y de repente salían más conocidos que llegaron ahí por mera coincidencia o personas que conocían personas. A decir verdad, yo me sentía muy raro. Mi amiga me preguntó infinidad de veces la razón por la cual veía mi celular, porque infinidad de veces me metía a ver si estaba conectada en el Messenger la persona que a diario la tengo en mi mente. Me preguntaba que si estaba preocupado o aburrido y sólo negué decir cualquier cosa que por mi mente y mi corazón pasaba.
Conversé con muchas personas, yo con mi refresco y ellos con sus bebidas alcohólicas. Conocí a un par de artesanos que elaboran marionetas y que son parte de una compañía de teatro que han estado en París y hasta la sierra Rarámuri. Particularmente, fue interesante saber su opinión, como agentes de la cultura, sobre los asuntos de la política. Me quedé maravillado con su opinión respecto a su posición ideológica y sobre aquello que piensan de la política real.
Eso en un hilo de conversación, por otro lado; rehusaba a conversar los temas de las “parejas”, porque todos hablaban de sus experiencias personales. Yo, sencillamente, no entendía cómo es que una persona se enamora y se mantiene enamorada, pero yo no podía aportar nada a esa conversación, nada que no causara risa o incredulidad, seguirá siendo algo raro para mí.
Así terminó mi 14 de febrero, cómo casi todos los años, confundido de ese misterio de parejas y sin saber ni poder hallarme.
Quino

Derechos Reservados © 2011; Ley Federal del Derecho de Autor: véanse en especial artículos 3°, 4°, 5°, 11, 12, 13 y 17 de la misma ley. Estados Unidos Mexicanos.

domingo, 5 de febrero de 2012

¿Sin remedio?

...la culpa es de uno
cuando no enamora
y no de los pretextos ni del tiempo...
Jaime Sabines
A veces, no hay quien te escuche ni quien estés dispuesto a escuchar lo que uno sufre o de las razones por las cuales uno se siente tan miserable; sobre todo cuando se está consciente de que no se puede hacer nada. Sin remedio. Debo confesar que soy muy “subjetivo”, si por subjetivo se define alguien que no puede controlar sus emociones, además; soy sensible al grado que los estados de ánimo se me contagian con facilidad.
Me ha tocado hacer entrevistas para contratar a un poco más de 70 personas como parte de un trabajo temporal y los prospectos eran poco más de 500 personas. No sólo hago la evaluación de las entrevistas, sino que me toca aprobar las contrataciones mediante una sesión pública con mis pares. La entrevista no es fuera del otro mundo, se trata de indagar sobre la vida de las personas y destacar cómo se ha visto implicado en algunas circunstancias para, de ahí, evaluar las actitudes y aptitudes necesarias para el trabajo propuesto. Dicho método implica adentrarse a la vida de las personas.
Por más de una semana me ha tocado escuchar a los candidatos las alegrías, los retos, las frustraciones y necesidades que han vivido. Incluso, he visto su reacción, he estudiado su mirada, el movimiento de su cuello al pasar saliva, los ademanes de sus manos, los gestos y el momento en que cambia su tono de voz al hablar. He entrevistado a vendedores, meseros, profesionistas (ingenieros, abogados, politólogos, geógrafos, secretarias, psicólogos…), taxistas, estudiantes, amas de casa un policía investigador y un músico.
Todos ellos cargan a cuestas la vida que necesitan sobrellevar. Me he sentido muy mal a pesar de que la evaluación la hago de forma objetiva, muchos necesitan el empleo aunque digan que lo hacen por “amor al arte”: lo noto en su discurso;  la forma en que se expresan y; lo noto en su mirada. Me han platicado de cómo cierto edificio, recientemente construido para una villa panamericana, está inclinado 7 grados, de  cómo han levantado la declaración de una mujer violada, de las forma de represión laboral de los gerentes de una tienda de conveniencia, de cómo bajaron a unos cholos de un camión del transporte público, de la difícil decisión de trabajar, estudiar o de acrecentar los lazos familiares, o llevarse a casa la preocupación y agustía de no saber decirle a una mujer que su esposo la engaña con otra persona del trabajo.  
Algunas veces quería detener la entrevista y soltarme a llorar. No quería seguir entrevistando a personas. Recuerdo a una jovencita cuya mirada denotaba miedo: había estado ya en muchas entrevistas y nadie la han contratado, ella está por salir de su licenciatura. El caso del joven músico del cello, es otro caso: se veían tan pacífico, pero tan sumiso. Una señora de 62 años, que ha sido  vendedora toda su vida, y describió cada empleo que ha tenido con un patrón de explotación laboral explícito en cada uno. Lo único que podía hacer es mirarlos teniendo una sonrisa que cubriera mi tristeza: una sonrisa triste -como dice mi amiga-.
No sé cómo ayudarlos. Tengo dos súper cuates psicólogos que varias veces le dije que admiraba su trabajo porque ellos podían intervenir más directamente en la vida de las personas y yo no lo podía hacer. A veces he pienso que cuando le ofrezco ayuda a alguien, más bien trato de decirles que soy quien necesita de ellos. Quisiera saber que se siente ser amado por alguien más. Entre tanto, seguiré ayudando a quien pueda y quien se deje, porque el sufrimiento ajeno no me es indiferente.
Escribir es el primer y último escape para sacar lo que siento. No soy feliz, ojalá tuviera más episodios alegres en mi vida.


Quino



Derechos Reservados © 2011; Ley Federal del Derecho de Autor: véanse en especial artículos 3°, 4°, 5°, 11, 12, 13 y 17 de la misma ley. Estados Unidos Mexicanos.

viernes, 3 de febrero de 2012

No la hieras...

-          Hola, buenas noches.
-          ¿Qué hay Quino? ¿No ha hablado Rubí contigo? Ya no te va a hablar.
-          ¿Qué onda con tu mensaje?
-          No, men, no hay problema. Si te llama Rubí, dile que estuve contigo todo el día.
-          Oye, no le hagas daño.
-          No, discúlpame, ya no te vuelvo a involucrar.
-          Mira, no me ha llamado, pero sabes que me cuesta mentir.
-          Si te llama, le dices que estábamos viendo lo del Partido en el Consejo…, sobre la estrategia para capacitar representantes.
-          No sé amigo, ya no la hieras: a ninguna de las dos, no las lastimes, por fa.
-          No, no lo hago. No lo vuelvo a hacer.

Me da gusto no tener esa malicia y que mi concepto de las relaciones de pareja sea muy inocente, por mí no habrá mujer que derrame sus lágrimas: mi humanidad no lo permitirá, mi inocencia será mi guía.  
Quino



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