Estos últimos días tuve al menos tres interesantes conversaciones sobre la vida de Juana de Asbaje, sobre las relaciones de pareja y sobre el aborto. Todas ellas tenían algo en común, al menos así lo veo. Es sin duda el dilema del ejercicio de la libertad ¿Será verdad que se puede hablar de una decisión hecha de forma autónoma? o ¿qué tanto intervienen factores externos a la persona que decide?
Pero con independencia de dicho dilema un factor importante es la sensación de que una decisión se toma por voluntad propia. Esto indica que no se puede establecer, al menos objetivamente o sustancialmente (como se quiera ver), un parámetro para evaluar que una decisión de hacer, no hacer, o abstenerse de elegir algo sea tomada con libertad. Esa evaluación, repito; evaluación, queda prendida del sujeto y la definición ideal de las sustancias. Kant me parece un buen referente para sostener lo dicho. En la Crítica de la razón pura, el filósofo de Koenigsberg, afirma:
Nuestro idealismo trascendental, al contrario, determina que los objetos de intuición existen realmente, exactamente como ellos son intuicionados en el espacio, y todos los cambios en el tiempo, como el sentido interno que los representan.
Continúa el filósofo:
Por consecuencia, como el espacio es ya una forma de intuición que nosotros llamamos exterior, y sin objeto en el espacio no habría punto de representación empírica, podemos y debemos admitirlos como verdaderos seres en la extensión y al mismo tiempo.
Así lo creo yo, los objetos no existe por sí mismo en tanto no son definidos por un sujeto que los intuye como verdaderos objetos que existen. Es más que lógico que esta es una actividad exclusiva de los seres raciocinantes. Retomando el hecho de la libertad, o la formulación de una decisión libre, ella está en función de la sensación de que se toma voluntariamente.
Yo afirmo que: Juana de Asbaje no eligió convertirse en Sor Juana porque sus posibilidades de elegir otra cosa estaban limitadas. Dos personas que se aman mantienen su estabilidad por la disposición de enamorarse mutuamente. La mujer es la que tiene la decisión última de mantener o interrumpir su embarazo debido a que las consecuencias primarias las tiene ella.
En verdad creo que Sor Juana se emancipaba de su título religioso mediante sus poemas porque decidía no seguir los cánones delimitados en su categoría de Sor. Las personas que deciden enamorarse no evalúan sus posibilidades de mantener la relación si no la confianza de que habrá amor recíproco. La mujer decide exclusivamente sobre maternidad porque, de estar ajena a dicha decisión, se convertiría en un medio para fines que le son extraños. Allí está el eje transversal de todos estos casos presentados. Que los sujetos que deciden no se consideren medios para fines que le son extraños a su voluntad. De nuevo emerge Kant.
Ahora en la Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Kant define que “la voluntad es pensada como una facultad de determinarse uno así mismo a obrar conforma a la representación de ciertas leyes”. Para evaluar dicha voluntad y ver qué tan libre es, resulta necesario que el sujeto establezca los fines que bien le convengan o que bien “crea” que le conviene. Prosigue Kant que “el fundamente subjetivo del deseo es el resorte; el fundamento objetivo de querer es el motivo”. En este sentido nuestras subjetividades definen a la objetividad. Al diferenciar entre fines y medios Kant concibe el segundo imperativo el cuál es;
el hombre, y en general todo ser racional, existe como fin en sí mismo, no sólo como medio para usos cualesquiera de esta o aquella voluntad… debe ser considerado siempre al mismo tiempo como un fin
No queda más que la sensación de ser libre y de la creencia de tomar las decisiones libremente. Esto no es cierto del todo, porque aun no he definido las circunstancias de la decisión.
Una vez establecida el principio que legitima una decisión libre, es decir la sensación de libertad y de cómo ella define los medios objetivamente, se debe indicar que no toda decisión es creíblemente hecha con libertad. Los factores materiales inciden de una forma importante. Aunque parezca un dilema complicado, creo que en verdad no lo es. De hecho se ha definido sin darnos cuenta. El desarrollo de la razón humana no es certeza inequívoca. Ella tiene que ver con la circunstancia en que se desarrolla el ser pensante. Por eso no es tonto, o como algunos dicen populista, que una actividad primordial del Estado sea asistencial.
John Rawls, influido por Kant, establece la importancia de las condiciones materiales porque son las que determinan el desarrollo de una persona, las condiciones objetivas nos pueden impedir tomar nuestra voluntad. Aquí existe otro problema de evaluación subjetiva, porque tampoco se puede establecer un parámetro del resultado o la expresión de la libertad. Ya lo afirmaba Isaiah Berlin que la libertad de un granjero inglés no es la misma que un hombre en la selva africana.
Entonces, la definición de los fines le pertenece a los sujetos y utilizar a una persona como un medio es una contradicción que implica considerar a la persona no como una persona. Por eso a exhorto expreso de no obligar a mi pareja a tener relaciones sexuales, pues espero que la primera vez suceda por libre voluntad, a puesto que así será más satisfactorio porque no estará en contra de lo que pienso. Aunque siempre mis fines sean establecidos por mi subjetividad que tanto quiero y respeto.
Quino
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