martes, 28 de junio de 2016

martes, 10 de mayo de 2016

Ella también me quiso

“Cuando estás cerca de mí, me enamoro de ti”. Quizá esto que he leído no se refiere a mí o a [¿nuestra?] situación. Tal vez no lo imaginas, pero afirmar que no quiero hablar contigo es una parte de mi propia razón la que se impone, porque en realidad me duele mucho y es bastante triste, tan triste como en este momento que me tienes en una espiral de la tragedia. Mi determinación de no buscarte ni hablarte (pese a mi incapacidad de no dejar de pensarte), es porque el poco tiempo que me destinabas me hacía afianzar el amor que he llegado a sentir por ti.

No importa lo que haga, o mejor dicho: lo que me haya esforzado en hacer o en cambiar de mí, nunca pude hacer que cambiaras de opinión ni siquiera cuando estabas con el que te pisoteaba. ¿Qué puedo hacer más en este momento? Sólo alejarme de mi amarga derrota.

¿Y siempre nos quedamos a un paso? Ayer [re]leí un verso de Neruda:

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
[…]
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

Me hizo pensar en ti, como si fueran pocas las veces que a lo largo del día no pensara en ti. Pero yo siempre te quise y todavía sé que te quiero.

Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos
árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ayer que [re]leí un verso de Neruda me puse a llorar, sin pensar en nada más. Tantas veces te dije: “te quiero”, la única vez que logré tomar tu mano te pedí que te quedaras conmigo para toda mi vida, o todas las veces que te ofrecía una cita en serio y todas las otras veces que intenté besarte y no logré hacerlo.

Sí tengo idea de lo que yo puedo despertar en ti, y es por eso que me alejo de ti, porque creo que no lo dejarás por mí. Por la misma razón que me equivoqué y no tuve el valor de confiar en ti y dejarla para irme contigo aquella vez que los astros conspiraron para mí fortuna.

Mi alma no se contenta con [haberte] perdido.
Aunque éste sea el último dolor que [me causes],
y éstos sean los últimos versos que yo [no te] escribo.


Cuando estas cerca de mí, no me haces daño. Provocas que vuelva a enamorarme de ti, Gaby. 

sábado, 6 de febrero de 2016

Estrellas

Nos detuvimos un momento en medio de ninguna parte por la carretera, para notar el cielo repleto de estrellas, sin nada que marchitara su encanto eterno y tan fugaz por que no puede retratarlas. Y me puse a pensar en ti. Ojalá las hubieras visto conmigo, sé que no podré describirlas, pero tal vez sobren oportunidades de mirarlas de nuevo y juntos, y que guardes para ti lo indescriptible.

Tu no, nada, en ningún tiempo


sábado, 30 de enero de 2016

5 años, 27 días y un par de horas

"Definitiva como un mármol
entristecerá tu ausencia otras tardes"

5 años, 27 días y un par de horas después que aparecimos en nuestras vidas me dijiste: sí. Que sí, que mis días tendrían tus noches, tu cielo mis estrellas y, de hoy en adelante, me dejarías cocinarte los domingos aunque tú prefieres salir. Interminable verano de amor nos prometimos, hasta el invierno de nuestro tiempo.

Siempre juntos como libros separados en orden decimal, pero por fin juntos después de todo, a pesar de todos. Tomé tu mano de seda, me junté con tus dedos largos, acaricié tu cabello de jazmines y besé tus labios cereza. Ungimos el día con los oleos del amor, me pediste cumplir mis promesas: ir al cine los miércoles, comprar libros al final de la semana, leerlos en interrumpidos lapsos para observar nuestra gloria de amor. Nuestras citas en el templo de la Misericordia, paletas de Chocomilk en la calle Esparza. Vacaciones en Pátzcuaro y ponencias en el extranjero.

Nuestra vida resuelta entre el diván y las flores visitadas por las mariposas amarillas, los rayos de luz sobre nuestra mesita de noche. Todo quizás en una vida paralela.