“…pero los niños que así vienen
muertos de amor
muertos de miedo
tienen tan grande el corazón
que se destruyen sin saberlo
vos lo dijiste
nuestro amor
fue desde siempre un niño muerto
y qué verdad dura y sin sombra
qué verdad fácil y qué pena…”
Mario Benedetti
Todos estos días me he sentido tan desdichando, decepcionado de la vida, del amor, de la amistad. Todo se fue al carajo cuando me quedé sin quien conversar. Ayer salí a caminar para no quedarme solo en mí casa. Me encontré a personal que trabaja en el mismo lugar que yo, estaba laborado y me les pegué como una sandijuela que busca compañía.
He dudado de mí, he dudado de lo que creo; he negado mi existencia. No es que me equivoque es que así son las cosas.
Dice Sabina que “en tiempos tan oscuros nacen falsos profetas”. Esa es una ventaja para quienes me han recomendado cómo estar con alguien (no enamorar a alguien, sino estar con alguien). Me lo dijeron muchas veces para (man)tener a alguien contigo, para (re)tener una relación necesitas control. Se debe buscar alguna necesidad de la otra persona; eso será su punto débil y su punto débil es el punto más fuerte para quien controla.
Que los puntos para el control son más fáciles cuando la necesidad es humana; cuando la necesidad tiene que ver con el afecto o con el amor. Quien me lo dijo tiene bajo su dominio a tres personas, tres mujeres que piensan que él es el único profeta. Al menos una de ellas sabe de la existencia de las otras dos, pero por alguna razón lo toleran. Resisten.
Dice Sabina que “el asesino sabe más de amor que el poeta” (o como escribirían los clásicos: “Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit" ). Es verdad, para mantener el control de una relación de pareja se debe tener inmunidad, o al menos, ser ajeno a la necesidad de la otra persona. En tal caso, quien lo dice es ajeno a la necesidad de afecto o de amor y es la única manera de mantener el control.
¿Lo creen así? Las relaciones de pareja, muchas de ellas, son relaciones de poder.
Soy un liberal, como tal soy un teórico de la libertad y de la no-libertad. El dominio de “A” sobre “B” es la negación de la libertad de “B”. El dominio absoluto es cuando la necesidad se hace presente, cuando desde “B” subsiste el reconocimiento de dicha necesidad y cuando “A” se da cuenta de la necesidad de “B”. El dominio parcial es cuando alguno de ellos ignora el fundamento que motiva estar dominado o dominar.
Esclavo es todavía una condición menos ignominiosa que siervo, toda vez que el esclavo se encuentra dominado por la fuerza, y el fuerte nunca es lo suficiente sino transforma su fuerza en derecho como afirmó Rousseau. Pero el siervo encuentra sus cadenas endógenamente, las encuentra en sí mismo, en él la fuerza no sólo es sujeción material, sino derecho pleno del más fuerte y la negación de la libertad de “B” es la confirmación del poder de “A”. En consecuencia, el que domina debe disfrutar de libertad absoluta, libre de necesidades que lo encadenen. Obviamente, esta condición es un ideal. La no-libertad es la carencia de poder, la libertad absoluta es poder absoluto.
Así es la realidad, lo es cuando la única mujer que se fija en ti es una persona que evidentemente tiene necesidad de afecto y está fuera de sí misma. De una mujer que ejerciendo su libertad se convierte en un siervo, qué contradicción la que afirmo, quien no es libre nunca decide ser no libre, sino por el impulso de su propia necesidad.
Esto es lo que se va al carajo, resulta que debo imponerme, buscar la necesidad de una persona para “pasar el rato”. Qué absurdo. Lamentablemente así son las cosas, por fortuna, mis convicciones son más fuertes que mi necesidad de afecto. Aunque me quede solo en esta vida, sin compartir el amor con una mujer, cuando alguien me recuerde espero que sea como la persona que no sólo ejercía su libertad, sino que procuró que los demás lo hicieran del mismo modo.
Ayer, sin pedirlo ni pensarlo, me dijeron; "Tú te mereces lo mejor… la mejor". Y yo me quedé frío, nunca esperé eso de esta persona. Para qué me lo decía, y guardé silencio. No entendí por qué alistó sus defensas de esa forma. Dió en el clavo justo. Todas las mujeres me dicen lo mismo: “No soy la correcta” y rematan, como el asesino que sabe más de amor: “Te mereces la mejor”. Siempre me mandan a buscar a “La mejor”, cuando la creo encontrar resulta que no es “La correcta”.
Si “La mejor” no es “La correcta”, entonces merezco a “La peor”. Con suma paradoja, quienes me rechazan me dicen; “no me conoces”; “soy bien dura, no me aguantan el ritmo”; “soy difícil”... no soy “La mejor para ti (soy La peor)”. Nadie entiende que quiero conocerlas, nadie me da el beneficio de la duda, y ellas se quedan con “El peor”. Necesito ser de lo peor para tener una persona que necesite de mí. Me quedo de nuevo con la sensación de opresión en el pecho, por un corazón colapsado por el vacío.
Al carajo con todo, cambiaré mi vida el 19 de diciembre.
Quino
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